El primer detalle que me gustó fue que la camarera nos advirtió que pedíamos demasiado. Y menos mal. Ninguno de los platos es escaso y además cuidan la materia prima. Pedimos la burrata con tomate rosado (para 3 personas perfecto), el cachopín (no me me quiero ni imaginar como debe de ser el cachopo de grande), la ensaladilla de gambas (floja) y 2 tortitas de camarones (correctas).

No entiendo las críticas de los «entendidos culinarios» de tripadvisor. El personal es de lo más agradable y profesional (sacan los platos despacio, recogen las migas de pan, cambian los platos…), el local está bien puesto y se come bien. Y no salimos ni a 30 euros por persona. Tengo que volver para probar los postres.